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LAUDATO SI 

Ésta Encíclica nos despierta; dormidos, caminamos sonámbulos destruyendo al mundo.

 

NOS ESTAMOS DESTRUYENDO A NOSOTROS MISMOS.

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​El Mercado produce somníferos potentes y se cree por encima del amor; lo transforma en una palabra que ilustra remeras para vender.

 

LAUDATO SI, Papa Francisco, por tu humildad y generosidad.

 

 Daño, abuso, violencia, destrucción y síntomas de enfermad, son palabras que en tu Encíclica denuncian al Poder Técnico - Científico en su alianza con el Poder Financiero como causa.

 

“Si el Progreso Técnico- Científico no va acompañado de un Progreso social y moral se vuelve contra el hombre”; así es.

 

LAUDATO SI, Francisco.

 

Te damos gracias por tu concepto de “Ecología humana” que nada tiene que ver con un discurso verde, sino que entiende cómo un planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social.

 

Escuchar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres precisa de una ética de las relaciones internacionales.

 

No a la “Globalización de la indiferencia”.

 

LAUDATO SI

 

 ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan?

 

Parece una pregunta romántica, sin embargo, implica la decisión de dejar de buscar la inmediatez; renunciar a pensarnos el ombligo del mundo.

 

Existen muchos pasajes bíblicos que hablan del amor a Dios y lo que viene anudado a ese amor: la aceptación de nuestros límites.

 

 Elegimos como emblema lo que esta Encíclica representa para contribuir desde el arte y la cultura a la construcción del cuidado de “nuestra casa común”.

 

 ¿QUÉ CONTAMOS EN LA OBRA?

 

El Papá Francisco observa el horizonte, su cuerpo se muestra de a retazos; el camino que transita es largo, duro, y deja huellas.

 

En una de sus manos sostiene NUESTRA CASA COMUN: el planeta Tierra representado solo por los Continentes.

Las aguas producto del calentamiento global, no están; son vacíos que permiten ver desde el centro de la Tierra una luz potente que nos alerta. UN FARO que destella para que no nos acostumbremos; nos previene y  conmina a respetar , recuperar, sanar y cuidar nuestro mundo.  “Estemos atentos” advierte   EL FARO con su luz.  En la otra mano su cayado de pastor.

 

​Su acto; el de dejarnos estas palabras como legado. Su análisis minucioso y propuesta, están fundamentados en la preocupación por el destino de un mundo que no va a ver.

 

No hay otra causa q el despojo de su interés individual. El motor q lo impulsa es el amor. El mismo amor que moviliza al hombre y a la mujer a perseguir la felicidad y luchar por un mundo mejor para vivir. Una casa común en donde no exista la injusticia, el hambre y la degradación humana.

 

Francisco mira hacia lo lejos, piensa ese mundo nuevo que lucha por construir con dificultades y tropiezos, despojado de su interés individual. Una tierra que seguramente no llegará a conocer; tampoco nosotros, quizás sí nuestras hijas e hijos cuando sean padres o madres.

 

Creemos en el colectivo que en este caso es la Humanidad toda bajo la premisa de esta Encíclica; para nosotros representa El FARO, la esperanza de un futuro para todas y todos los habitantes de esta Tierra: Nuestra Casa Común.

 

​LAUDATO SI

 

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